Boletín de Estudios Económicos
ISSN 0006-6249 (Print)
ISSN 2951-6722 (Online)
DOI: https://doi.org/10.18543/bee
Vol. LXXIX Diciembre / December 2024 Núm. / No. 235
DOI: https://doi.org/10.18543/bee782342023
Construyendo futuros competitivos sostenibles a través de la investigación transformadora / Building sustainable competitiveness futures through transformative research
Artículos
LA IMPORTANCIA DEL BIENESTAR SUBJETIVO EN LA CONSTRUCCIÓN DE COMPETITIVIDAD
THE IMPORTANCE OF SUBJECTIVE WELL-BEING IN BUILDING COMPETITIVENESS
Roberto Horta [*]
Universidad Católica del Uruguay, Uruguay
Micaela Camacho [**]
Universidad Católica del Uruguay, Uruguay
doi: https://doi.org/10.18543/bee.2986
Recibido: 1 de marzo de 2024
Aceptado: 4 de noviembre de 2024
Publicado en línea: febrero de 2025
RESUMEN
Este artículo pone el foco en el proceso de construcción competitiva y en la creciente significación que ha venido teniendo el bienestar como el resultado último de dicho proceso. A partir de una breve revisión de la literatura de referencia, se plantea una definición de competitividad que se considera muy útil para mostrar la relación directa que tiene con el concepto de bienestar. Asimismo, se destaca la importancia de considerar elementos tanto de bienestar objetivo y subjetivo para la construcción de competitividad, así como de realizar análisis específicos por regiones territoriales para obtener recomendaciones más adecuadas y efectivas. La discusión de los hallazgos de un conjunto de investigaciones previas realizadas por los autores en el campo de la competitividad y el bienestar permite demostrar cómo pueden aplicarse empíricamente estas consideraciones, así como el impacto que puede tener este enfoque tanto en la generación de políticas públicas como en la propuesta de políticas empresariales que sirvan para la mejora del impacto que tiene el sector privado en la sociedad.
Palabras clave: Competitividad, Bienestar objetivo, Bienestar subjetivo, Proceso competitivo.
ABSTRACT
This paper focuses on the competitiveness construction process and the growing significance of well-being as the ultimate objective of that process. From a brief review of the reference literature, an updated competitiveness definition is proposed. This definition is useful to show its direct relation with the well-being concept. This paper also highlights the importance of considering elements of both objective and subjective well-being for the competitiveness construction process, and of considering specific analyses by regions to get more accurate and effective recommendations. The discussion of different findings from previous research in the competitiveness and well-being field allows us to demonstrate how these considerations could be applied empirically as well as to show the impact that this approach could have on both public policy generation and firm level policies that could help them improve the impact of the private sector in society.
Key words: Competitiveness, Objective well-being, Subjective well-being, Competitive process.
Sumario: 1. Introducción.
1. Introducción
El concepto de competitividad es complejo y multidimensional. Incluso, aún no existe un consenso claro y explícito en la doctrina económica sobre su significado. No obstante, es cada vez más aceptada la relación existente entre competitividad y bienestar, aunque con diversos matices y enfoques (Wilson, 2021).
Dado este marco, el objetivo de este trabajo es aportar a los procesos de construcción competitiva presentando y exponiendo la relación existente entre competitividad y bienestar, así como reflexionando sobre posibles acercamientos empíricos que consideren este enfoque y que permitan arrojar luz sobre la construcción de políticas públicas de impulso a la competitividad. Para cumplir este objetivo, este artículo realiza una recopilación y síntesis de los hallazgos de pasadas investigaciones realizadas por los autores en el campo de la competitividad y el bienestar, y elabora las conexiones existentes entre ellos y cómo, en conjunto, esta línea de investigación aporta a los hacedores de política, empresarios y la comunidad en general.
La estructura del documento es la siguiente: A continuación de esta introducción, en el próximo apartado se realiza una breve revisión de la literatura sobre los conceptos de competitividad y bienestar, a partir de lo cual se plantea una definición de competitividad que se considera muy útil para mostrar la relación directa que existe con el concepto de bienestar. El apartado tres, por su parte, resume diversas investigaciones empíricas que han buscado aportar hallazgos con este enfoque a los procesos de construcción competitiva en Uruguay. Finalmente, el cuarto apartado resume las principales conclusiones y reflexiones que surgen del análisis realizado.
2. Competitividad y bienestar
Como es sabido, el término competitividad ha sido asociado a distintos ámbitos de trabajo y análisis: empresas, industrias, clusters, regiones, países, etc. En el ámbito de la empresa, es un concepto generalmente aceptado y acordado. A grandes rasgos puede decirse que una empresa es competitiva si obtiene un rendimiento por encima de la media de la industria de forma sostenida y sostenible en el largo plazo. Lo que ha variado significativamente desde su origen en lo que respecta al concepto de competitividad empresarial, es la importancia de la sostenibilidad, no solamente en lo que refiere a los rendimientos mantenidos en el tiempo para la empresa, sino en lo que respecta a los impactos que las acciones de las empresas tienen en la sociedad. Es por ello que conceptos como “Triple bottom line” (Elkington, 1998), “Shared value” (Kramer & Porter, 2011), o el marco en desarrollo “ESG” propuesto inicialmente por Naciones Unidas sobre la consideración de aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (UN, 2004), han cobrado poderosa fuerza tanto entre académicos como practitioners.
Por otro lado, cuando el término “competitividad” se utiliza para hablar de territorios (regiones, ciudades, países, etc.) el debate se amplía, inclusive llegando a cuestionarse la utilidad del uso del concepto a finales del siglo pasado[1]. Seguramente, tal como planteaba ya Fagerberg (1996) a mediados de la década de los noventa, esto se deba a que el término fue tomado por personas dedicadas a la práctica, cercanas al proceso de construcción de políticas y no por los teóricos. Pero, lo que es cierto es que, a lo largo de los años, el concepto de competitividad fue evolucionando. La tabla que se presenta en el Anexo elaborada en Camacho (2020), a partir de veintiséis definiciones extraídas de una amplia revisión de la literatura sobre la temática de la competitividad, muestra la variedad de visiones sobre el concepto. Se señalan en la tabla para cada una de las definiciones: (i) los factores considerados como parte del concepto de competitividad (productividad, competencia de mercado, atractividad, niveles de ingresos y bienestar); (ii) si el concepto de competitividad se relaciona a un resultado o a una habilidad o proceso; (iii) si la definición incorpora el elemento del tiempo, involucrando características de un concepto dinámico.
A pesar de las diversas definiciones de competitividad y de los desacuerdos que surgen de estas, los numerosos intercambios y aportes tanto de académicos, como de hacedores de política y hasta de empresarios, se ha logrado que la corriente de pensamiento relacionada con la “competitividad” arribe a ciertos consensos relativos.
En primera instancia, se reconoce en la literatura y en los diversos análisis, la importancia de considerar elementos que vayan más allá de la productividad, los costos, o el nivel de producto para considerar si un territorio es competitivo (Aiginger et al., 2013; Aiginger & Firgo, 2015, 2017; Aiginger & Vogel, 2015; Huggins et al., 2014). En este sentido, parece existir cierto consenso en que la competitividad está relacionada con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas, o bienestar.
En segundo lugar, parece existir un acuerdo también en que la competitividad es un proceso y no un estado o un resultado en sí mismo (e.g. Ciampi, 1995; Garelli, 2006, 2018), un proceso que transforma insumos en resultados. Esto, por otra parte, es aplicable a diferentes niveles, ya sea a nivel de firmas, regiones o países.
En tercer lugar, un consenso más reciente, es la necesidad de conceptualizar la competitividad como un concepto dinámico y, por lo tanto, considerar elementos de sostenibilidad cuando se habla de competitividad territorial.
Considerando este marco, y siguiendo a Camacho (2020), la competitividad territorial puede definirse como “el proceso de generar bienestar sostenible”. Esta definición contempla, de alguna manera, los diferentes acuerdos ya mencionados sobre el concepto de competitividad: (i) la importancia del bienestar como resultado último de la competitividad, (ii) la concepción de que la competitividad es un proceso más que un estado; (iii) el elemento del paso del tiempo y la sostenibilidad.
Esta definición construye directamente sobre la definición elaborada por Aiginger (2006), quien define la competitividad como “la habilidad de generar bienestar”, e incorpora dos cambios menores pero significativos en la definición. Primero, se define competitividad deliberadamente como un proceso más que como una habilidad, a efectos de lograr una distinción entre competitividad (el proceso) y la calidad de ser competitivo (tener la habilidad de conducir ese proceso). El segundo cambio, es integrar el elemento de la sostenibilidad en la definición, con la finalidad de incluir el elemento del tiempo y la noción de que las decisiones presentes tendrán impacto directo en los resultados futuros. Esta definición, como se afirma en Camacho (2020), permite acentuar el hecho de que la competitividad no es solo un proceso sino un proceso dinámico y continuo.
Contar con una definición precisa de competitividad que abarque los elementos sobre los que existe consenso en el pensamiento económico es un paso esencial para poder influenciar en su construcción. Es importante destacar la relevancia que adquiere el bienestar para la competitividad, que se vuelve el resultado último del proceso competitivo. En este sentido, comprender los elementos que se involucran al hablar de bienestar también se vuelve un trabajo de base.
Cuando hablamos de bienestar se involucran dos elementos interrelacionados e indivisibles. En líneas generales el bienestar es entendido como un estado que reporta satisfacción a las personas y, por ende, es algo deseable. Aparecen, entonces, los dos elementos clave mencionados: el “estado”, que es un conjunto de condiciones o una situación objetiva en la que se encuentran los individuos, y la “satisfacción”, o la repercusión que tiene ese “estado” en el grado de confort, o de felicidad, de las personas. Podría decirse entonces, que existe un “bienestar objetivo” que corresponde al “estado” o situación en el que se encuentran los individuos y cuyas características son observables pudiendo ser medidas directa y objetivamente. Por otra parte, hay un “bienestar subjetivo”, que se relaciona con la reacción de los individuos a partir del estado en el que se encuentran, es decir, el nivel de satisfacción al que acceden (Camacho & Horta, 2022).
Teniendo en cuenta este marco, cuando se analizan los resultados del proceso competitivo, es decir, el bienestar, deberían tenerse en cuenta elementos no solamente del bienestar objetivo (niveles de ingresos, empleo, riqueza, entre otros) sino también del bienestar subjetivo (Aranguren & Canto, 2019). En otras palabras, al fijar objetivos de bienestar se deberían considerar tanto elementos que representan el estado en el que viven las personas, como también el impacto que esos elementos tienen en el grado de satisfacción que experimentan.
La literatura ha explorado ampliamente el concepto de bienestar objetivo, desde los estudios de Jeremy Bentham y Francis Edgeworth (Bruni & Zamagni, 2016), quienes sentaron las bases para entender cómo las preferencias individuales pueden traducirse en una medida agregada de bienestar social, hasta trabajos como los de Alkire (2015) y Sen (2019) que buscaron ampliar el concepto del bienestar objetivo al incluir no solo la mera eficiencia sino también aspectos de equidad y derechos. También se pueden citar los estudios de Deaton (2015) contribuyendo al incorporar elementos de sostenibilidad y bienestar a largo plazo.
Por otra parte, el bienestar subjetivo se refiere a la evaluación que realizan los individuos, tanto afectiva (qué sienten) como cognitiva (qué creen), con relación a su vida (Cuadra & Florenzano, 2003; Diener, 1984; Diener, 2000; Diener et al., 1995; Diener et al., 2009; Frey, 2018; Frey & Stutzer, 2005).
Si bien a priori, el bienestar subjetivo parecería ser un elemento que escapa a la doctrina económica, puesto que depende intrínsecamente de elementos propios de los individuos y, por lo tanto, quizás más relacionados con áreas como la psicología o la sociología (Dolan et al., 2008), podría argumentarse que existen elementos del bienestar objetivo que sí son propios del análisis económico y que juegan un papel fundamental en el nivel de satisfacción último que tienen los individuos, afectando, por ende, el nivel de bienestar general, tanto el observable u objetivo como el percibido o subjetivo (Camacho, 2020). Por lo tanto, analizar las características del bienestar objetivo que tienen impacto en el bienestar subjetivo, es un ejercicio fundamental para aportar a la teoría económica.
Así, según plantean Unanue, Martinez, Lopez y Zamora (2017) indagar en los estados subjetivos de bienestar del ser humano es de gran relevancia para las políticas públicas, puesto que la subjetividad humana refleja las verdaderas percepciones y sentimientos de los individuos respecto a su calidad de vida, sin limitarse a la evaluación de terceros o a lo que los gobiernos crean que es lo deseable para una buena vida. Por otra parte, en los últimos años, ha surgido un consenso creciente en los círculos académicos y políticos sobre la necesidad urgente de ampliar la base conceptual y empírica sobre la que se definen y miden el bienestar tanto objetivo como subjetivo (Nikolova & Graham, 2020).
3. Aportes de la investigación a los procesos de construcción competitiva
De acuerdo con el marco presentado previamente, entendiendo que la competitividad es el proceso de generar bienestar sostenible y que el bienestar involucra elementos tanto objetivos como subjetivos, puede argumentarse que un aporte sustancial desde la teoría económica a los procesos de construcción competitiva está dado por aquellos estudios que buscan entender qué elementos del bienestar económico objetivo tienen mayor impacto en el bienestar subjetivo o felicidad de la población (Li et al., 2022). De esta manera, pueden identificarse qué elementos esenciales en la economía impactan directa y mayormente en la felicidad de las personas, lo que aporta información relevante para la diagramación de políticas públicas que generen el mayor efecto en la competitividad.
Como ejemplo de este tipo de investigaciones comentamos, a continuación, algunos estudios realizados por los autores de este artículo con foco en la realidad de Uruguay.
En Camacho & Horta (2022) se investigan los impactos del ingreso, la riqueza y el empleo (elementos del bienestar objetivo) en el bienestar subjetivo (o felicidad) en la ciudad de Montevideo, capital de Uruguay. A partir de los microdatos de la encuesta de Latinobarómetro para el año 2017 y utilizando un modelo Logit, se encontró que los niveles de ingreso tienen una relación significativa y positiva con la probabilidad de que un individuo se autorreporte como satisfecho con la vida. A su vez, se comprobó que el desempleo tiene una relación significativa y negativa con la probabilidad de que el individuo se autorreporte como satisfecho con la vida. En este sentido, se concluía que políticas que favorezcan el aumento del ingreso disponible de los hogares, así como aquellas dirigidas a mitigar el desempleo, serán las que tengan mayor aporte en la construcción de la competitividad para el caso de la ciudad de Montevideo.
Respecto a dicha investigación, hay que destacar que fue necesario construir un índice compuesto o sintético de riqueza de los hogares, basado en la posesión de activos en el hogar, a efectos de contar con indicadores que posibilitaran los análisis estadísticos necesarios para la validación de las hipótesis planteadas en el estudio[2]. Se destaca este aspecto pues, en este tipo de estudios, muchas veces es necesario generar información elaborada para lograr los análisis previstos.
En otra investigación al respecto de la relación entre el bienestar objetivo y subjetivo (Camacho et al., 2024) se buscó identificar si esta relación varía dependiendo de las regiones que estén bajo análisis. El objetivo del estudio fue detectar si en diferentes regiones de Uruguay se tienen distintas valoraciones sobre los aspectos del bienestar objetivo y cómo éstas impactan en la felicidad o bienestar subjetivo de sus habitantes. La hipótesis detrás de esta investigación se construyó sobre la base de que, como se mencionó anteriormente, el bienestar subjetivo involucra elementos cognitivos y afectivos, por lo que cabría esperar que esté influenciado por características culturales o coyunturales ligadas a las características de cada territorio.
Los autores encuentran que, efectivamente, las valoraciones cambian con el espacio y los territorios. Este hallazgo se vuelve un elemento significativo para comprender y destacar la importancia de considerar aspectos territoriales en la determinación de las políticas de apoyo a los procesos de construcción competitiva. Cada territorio valora, según sus elementos idiosincráticos, diferentes elementos clave. Estos aspectos son los que tienen que ser tenidos en cuenta, entonces, en la diagramación de políticas de fortalecimiento de la competitividad.
Como ejemplo práctico, en la investigación se evaluó la valoración que se le atribuye en siete diferentes regiones definidas según los criterios de Arocena (2011) a distintas dimensiones de un conjunto de categorías del bienestar objetivo (vivienda, ingresos, empleo, comunidad, instituciones públicas locales, salud, educación, medio ambiente y seguridad). Es decir, tomando en cuenta nueve dimensiones del bienestar objetivo, el estudio investigó si en las diferentes regiones se ponderan de forma distinta sus características para la conformación del bienestar subjetivo o felicidad de las personas. En la siguiente tabla se muestran las distintas características de cada una de las dimensiones económicas que fueron evaluadas.
Efectivamente, los autores encuentran que existen elementos o características en cada una de las dimensiones que se valoran de diferente manera según la región bajo estudio. Por ejemplo, en la región de Montevideo (capital del país) la ubicación de la vivienda es más importante a la hora de aumentar la satisfacción de la población que la propiedad de esta. Por otra parte, respecto a la categoría ingreso, los actores de todas las regiones calificaron como de importancia alta el tener ingresos suficientes y seguros. Contar con ingresos superiores a los necesarios fue un elemento señalado como de importancia alta solo por los actores en Montevideo, la capital, mientras que en las demás regiones (el resto del país) fue calificado como de importancia media.
Este tipo de hallazgos se consideran relevantes y valiosos a la hora de la diagramación de la política pública. Siguiendo con el ejemplo práctico de la dimensión vivienda, las políticas que favorezcan el acceso a la propiedad del inmueble tendrán un mayor impacto en el bienestar en el caso de algunas regiones, mientras que las políticas de zonificación tendrán mayor impacto en la capital del país.
Como fue presentado en esta sección, las investigaciones que apunten a identificar los elementos del bienestar económico objetivo (ingreso, ahorros, empleo, consumo, etc.) que tienen mayor impacto en el bienestar subjetivo o en la felicidad de las personas, podrán realizar aportes sustantivos para la mejora de la competitividad, en tanto y en cuanto ayudan a establecer objetivos, o definirlos mejor. Por ejemplo, en lo que respecta a políticas públicas enfocadas en el ingreso, en una región donde se aprecie más la estabilidad laboral que el nivel de salario, se deberán proponer políticas y medidas que ayuden en esta dirección, puesto que se cuenta con una valoración más clara de la población sobre el posible trade-off existente, permitiendo diagramar instrumentos más efectivos. Identificar qué características de las dimensiones económicas (elementos del bienestar objetivo) tienen mayor impacto en la determinación del nivel de satisfacción de la población en una región (bienestar subjetivo), permite diseñar intervenciones más efectivas en lo que a competitividad y generación de bienestar refiere.
4. Aspectos metodológicos
Una forma eficiente de acercarse a la evaluación de los elementos del bienestar objetivo que tienen impacto en el bienestar subjetivo de los individuos a nivel regional es la realización de encuestas aplicadas a una muestra representativa en cada territorio. Este tipo de encuesta tendría por objetivo que cada habitante puntúe la valoración que le da a cada uno de los elementos que conforman el bienestar objetivo para considerarse “satisfecho con la vida”. Por otra parte, para la selección de los elementos a ser considerados en la encuesta de evaluación, puede realizarse una ronda primaria de entrevistas semiestructuradas a actores clave relevantes y representantes de los distintos grupos sociales (sociedad, sector público, academia, etc.) en cada uno de los territorios. Esto se propone con el objetivo de evitar sesgos de valoración por parte del investigador. Es decir, serían los mismos individuos los que mencionen los elementos más importantes a considerar en cada una de las dimensiones indagadas.
Es importante mencionar que la realización de este tipo de encuestas puede resultar costosa tanto en términos de recursos financieros como de tiempo. Para resolver este problema y siguiendo la metodología planteada por Camacho et al. (2024), la encuesta puede ser realizada a actores referentes seleccionados por juicio. La selección por juicio se basa en una muestra no probabilística en la cual los participantes no son elegidos al azar, sino que se los elige a partir del conocimiento y el juicio del investigador (Averch, 2004). Al mismo tiempo la información puede complementarse con una ronda de opiniones, que busquen analizar el tema planteado desde de la diversidad de visiones de los consultados. El principal objetivo de esta ronda consiste en que todos los actores puedan manifestar sus puntos de vista y lograr conclusiones plurales. El procedimiento no busca representatividad ni cuantificación, sino opiniones definidas hasta la saturación de la información recabada.
Además de los procedimientos o aspectos metodológicos para la obtención de la información, otro asunto clave en la realización de la investigación es la determinación de las regiones a ser examinadas. Es decir, cuáles son los límites que se utilizarán para la división del territorio de una manera que sea funcional a los objetivos del estudio. Es importante tener en cuenta que las regiones a ser estudiadas no necesariamente deben solaparse con las regiones que resultan de las divisiones políticas. Esto es especialmente cierto cuando estamos trabajando con conceptos como el bienestar subjetivo que depende de aspectos culturales e idiosincráticos de cada localidad.
En el caso de la investigación mencionada de Camacho el al. (2024) se explica que:
“el uso de la categoría espacial “región” supone la identificación de una o más partes dentro de una totalidad relativa, a partir de la utilización de criterios predefinidos (Benedetti, 2009). Cada región se conforma de lugares vividos con una especificidad socioeconómica que le concede una estructura particular, susceptible de generar percepciones que se formulan a partir de imágenes mentales, tanto por parte de los propios habitantes como de los “forasteros” (Frèmont, 1976; Viales, 2010). En este contexto, las regiones pueden analizarse desde visiones diferentes a las “objetivas” que se basan en características geográficas y socioeconómicas, y estudiarse teniendo en cuenta las opiniones y puntos de vista de las personas que las habitan y participan en sus dinámicas. Ello permite reflexionar sobre una región como espacio experimentado o vivido, y con cierto grado de identificación y percepción compartida de la realidad (Marín, 2003). En este sentido, se puede tener en cuenta numerosos aspectos que relacionan los lugares con las personas que los habitan. Como afirma Claval (1993) ello permite comprender mejor la incidencia de las regiones en modelar las identidades individuales y colectivas de un territorio”.
5. Reflexiones finales
Este trabajo tuvo por objetivo aportar a los procesos de construcción competitiva a partir de la recopilación y análisis de los hallazgos de un conjunto de investigaciones anteriores realizadas en el campo de la competitividad y el bienestar.
Las investigaciones seleccionadas, sobre las que se basa el presente artículo forman parte de un enfoque que se conoce como “investigación transformadora”. Este tipo de investigación corresponde a un ejercicio aplicado a la solución de problemas y retos que existen en los territorios, en contacto estrecho con los actores públicos y privados involucrados. Es decir, una investigación que tiene por objetivo final la transformación de la realidad[3]. Este enfoque se vuelve, entonces, un eje fundamental para el apoyo a la construcción competitiva, lo que se pone de relieve en este trabajo. Requiere, en la mayoría de los casos, que las instituciones que la promueven estén comprometidas con una aproximación muy cercana a la realidad de su entorno y a los problemas y desafíos que existen en el mismo, tanto para lograr incorporar reflexiones más adecuadas a la realidad como para llevar los hallazgos rápidamente a la práctica logrando resultados visibles y sostenibles.
Uno de los principales aportes que se resaltan en esta investigación es la propuesta de una definición de competitividad que se construya sobre los consensos existentes en el marco teórico de referencia. De esta manera, definir la competitividad como “el proceso de generar bienestar sostenible”, permite sentar las bases para acercamientos empíricos que posibiliten aplicar el enfoque de la investigación transformadora y realizar aportes concretos a la diagramación de políticas tanto públicas como privadas.
Teniendo en cuenta que el objetivo último del proceso competitivo es la generación de bienestar, y considerando los dos elementos indivisibles del bienestar: el estado (bienestar objetivo), y la satisfacción que reporta ese estado (bienestar subjetivo), puede afirmarse que las investigaciones que arrojen luz sobre la generación de bienestar subjetivo se vuelve un elemento significativo para el impulso de la competitividad de las regiones. En este trabajo se recopilan varios ejemplos de este tipo de investigaciones y cómo sus hallazgos aportan a la construcción competitiva.
Asimismo, otro aporte relevante que se destaca en este trabajo es la importancia de considerar en el análisis cada una de las regiones o espacios subnacionales por separado. Es decir, se resaltan hallazgos que permiten sostener que la construcción del bienestar subjetivo depende de elementos idiosincráticos propios de cada región y, por lo tanto, para la construcción competitiva es importante considerar las especificidades de cada territorio.
En esta línea, la identificación de las características más importantes de las dimensiones económicas para el impulso del bienestar en cada región es un elemento fundamental para la diagramación de políticas. Poder establecer, por ejemplo, si es la ubicación o la propiedad de la vivienda lo que tiene mayor impacto en la satisfacción de la población, o si es el nivel de ingresos o la estabilidad de los mismos lo que genera mayor bienestar subjetivo, se vuelve un elemento de base para la generación de políticas públicas efectivas en los procesos de construcción competitiva. Asimismo, estos hallazgos también resultan relevantes para la propuesta de políticas empresariales que sirvan para la mejora del impacto que las firmas tienen en la sociedad y, por ende, para aumentar su competitividad, especialmente teniendo en cuenta los nuevos marcos de trabajo como el Shared Value o el ESG.
Los hallazgos recopilados y sistematizados en este artículo sirven de guía para la formulación de análisis prospectivos para la determinación de políticas. Tanto el marco teórico presentado, como los hallazgos puntuales de investigaciones pasadas, así como las consideraciones metodológicas para futuros análisis, representan un aporte relevante a la práctica económica, resaltando la importancia que adquiere el bienestar subjetivo en la construcción de competitividad.
Como conclusión de este trabajo, se puede destacar la importancia que tiene determinar cuáles son los elementos de la realidad económica que más relevancia adquieren en la construcción del bienestar y en la manera en la que los individuos se sienten al respecto en cada región, para asistir a los hacedores de políticas a diagramar instrumentos más enfocados, con objetivos más concretos y, por lo tanto, más efectivos en la construcción competitiva.
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Anexo
[*] Doctor en Economía y Dirección de Empresas por la Universidad de Deusto, España. Investigador y profesor emérito de la Universidad Católica del Uruguay. Fue Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales, así como Director de la Escuela de Negocios y primer Director del Instituto de Competitividad. Profesor invitado en universidades de Latinoamérica y Europa y miembro de la Academia Nacional de Economía en Uruguay. https://orcid.org/0000-0001-5138-2377
[**] Doctora en Economía por la Universidad Católica Argentina, Argentina, y MBA por la Copenhagen Business School, Dinamarca. Investiga de forma independiente, integrando el Sistema Nacional de Investigadores en Uruguay. Fue Directora del Instituto de Competitividad de la Universidad Católica del Uruguay, donde también ejerció diversos cargos de gestión académica. Actualmente es consultora independiente y asesora a nivel internacional tanto de organismos multilaterales como de asociaciones oficiales de gobiernos y empresas privadas. https://orcid.org/0000-0001-9137-8399
Más información sobre los autores al final de este artículo.
Este estudio contó con el apoyo de la afiliación individual de los autores y declaran no tener conflicto de interés.
[1] El autor más frecuentemente citado al respecto es Krugman (Krugman, P., 1994a). Competitiveness: a dangerous obsession. Foreign affairs, 28-44. Krugman, P. (1994b). The fight over competitiveness: A zero sum debate: Response: proving my point. Foreign Affairs, 73(4). Krugman, P. (1996). Making sense of the competitiveness debate. Oxford review of economic policy, 12(3), 17-25.
[2] En Horta et al. (2023) se puede consultar la metodología utilizada en la construcción del índice de riqueza de los hogares.
[3] Para un abordaje al tema puede consultar las siguientes referencias: Aranguren, Canto-Farachala, & Wilson, J. R. (2021); Aranguren, Franco, Horta & Silveira (2016), entre otras.
Sobre los autores
ROBERTO HORTA es Doctor en Economía y Dirección de Empresas por la Universidad de Deusto, España. Es investigador en temas de competitividad, clúster, innovación e internacionalización de empresas. Integra el Sistema Nacional de Investigadores en Uruguay. Ha publicado numerosos artículos en revistas científicas en los temas de su especialidad. Participa activamente en redes académicas a nivel internacional, como la Red de Microeconomía de la Competitividad que ha liderado el Prof. M. Porter durante muchos años, la Red Pymes Mercosur, entre otras. Investigador y profesor emérito de la Universidad Católica del Uruguay donde ha desarrollado una extensa actividad académica y de investigación. Fue Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales, director de la Escuela de Negocios y primer director del Instituto de Competitividad. Profesor invitado en universidades de Latinoamérica y Europa. Ha colaborado en numerosas oportunidades en eventos organizados por el sector empresarial. Es miembro de la Academia Nacional de Economía en Uruguay. https://orcid.org/0000-0001-5138-2377
PhD in Economics and Business Management from University of Deusto, Spain. He is a researcher on competitiveness, clusters, innovation, and internationalization of firms. He is a member of the National System of Researchers of Uruguay. He has published several academic papers in scientific peer-reviewed journals. He actively participates in international academic networks, such as the Microeconomics of Competitiveness Network, the Mercosur SMEs Network, among others. He is a researcher and professor emeritus at the Catholic University of Uruguay where he has developed extensive academic and research activity. He was dean of the business school as well as the first director of the competitiveness institute. He has been an invited professor at several universities in Latin America and Europe. He has collaborated in numerous opportunities in events organized by the private sector. He is a member of the National Academy of Economics of Uruguay. https://orcid.org/0000-0001-5138-2377
MICAELA CAMACHO es Doctora en Economía por la Universidad Católica Argentina. Es especialista en temas de competitividad, bienestar, desarrollo económico, clusters y política pública. Actualmente investiga de forma independiente, integrando el Sistema Nacional de Investigadores en Uruguay. Ha contribuido a la agenda a través de diversas publicaciones como reportes técnicos, capítulos, libros, y artículos académicos en revistas científicas arbitradas, así como con participaciones directas en conferencias y clases internacionales y mesas de diálogo multiculturales. En particular, su disertación doctoral (Summa Cum Laude) estuvo orientada a los temas de competitividad, bienestar y ciudades. Asimismo, tiene un MBA de la Copenhagen Business School. Fue directora del Instituto de Competitividad de la Universidad Católica del Uruguay, donde también ejerció diversos cargos de gestión académica. Actualmente es consultora independiente y asesora a nivel internacional, trabajando para diversos organismos multilaterales, así como para asociaciones, oficiales de gobierno y empresas privadas. https://orcid.org/0000-0001-9137-8399
PhD in Economics from Universidad Católica Argentina. Specialist in competitiveness, wellbeing, economic development, clusters, and public policy. She is currently an independent researcher acting as a member of the Uruguayan National System of Researchers. She has contributed to the agenda with different publications such as technical reports, books, book chapters and academic papers in scientific peer-reviewed journals, and through direct contributions in international lectures, conferences, and multicultural dialogues. In particular, her doctoral dissertation (Summa Cum Laude) was concerned with competitiveness, wellbeing, and cities. She also holds an MBA from Copenhagen Business School. She was the director of the Competitiveness Institute at Universidad Católica del Uruguay, where she also held several distinct academic management roles. She is currently an independent international consultant and advisor working for different multilateral organizations as well as associations, government officials and private sector enterprises. https://orcid.org/0000-0001-9137-8399
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